lunes, 10 de octubre de 2011

Carnaval de Mazatlán


En Mazatlán, Sinaloa, según una popular expresión, “el tiempo se mide entre un Carnaval y otro”. Y el dicho en este caso, es un hecho, luego de que las fiestas carnestolendas son las más esperadas del Puerto, ya que constituyen una tradición centenaria que se renueva todos los años al ser transmitida y alimentada de generación en generación.

Considerado como el tercero en importancia a nivel mundial, al celebrarse oficialmente desde 1898, el Carnaval de Mazatlán ofrece al visitante y al mazatleco, una semana de fiesta en grande, acompañados, por supuesto, del son de “la tambora”.

Cada año antes del periodo del inicio Semana Santa- la ciudad se prepara para disfrutar de su máximo evento: el Carnaval -uno de los más famosos en México- donde el hastío no está permitido, motivo por el cual el segundo día de actividades se procede a la Quema del Mal Humor.

El Carnaval de Mazatlán es único por varios motivos, ya que en éste se conjuga la belleza de sus reinas, la diversión y el esplendor de los espectáculos, con la inteligencia y el refinamiento del arte y la cultura.

Cada año el Carnaval atrae a miles de personas, muchas de ellas mazatlecos radicados en otros estados, que regresan a la tierra que los vio nacer a festejar esta tradición, mientras que los que viven en diversos puntos de la entidad, cierran sus negocios o establecimientos para darse unos días de vacaciones, a fin de poder disfrutar de esta fiesta “hasta que el cuerpo aguante”.


Antecedentes

El primer desfile se realizó en 1898, de acuerdo a lo que se tiene registrado, y consistió en una procesión de carruajes y bicicletas adornadas, iniciado un martes en punto de las tres de la tarde. Desde ese día a la fecha, los desfiles han venido evolucionando, al pasar de carretas adornadas para convertirse en llamativos carros con refinados diseños; situación que surgió a partir de un concurso donde se premiaba al mejor adornado. Con los vehículos motorizados, se renovó la imagen de los desfiles que se realizaban en el Centro de la ciudad, para dar paso a camiones ocultos en complicadas armazones que servían de base para la realización de obras artesanales de gran belleza.

En los cincuentas, el Desfile cobró nuevos aires, pues ya se montaban sobre plataformas de grandes camiones las alegorías rodantes; en esta época se introducen nuevas técnicas y se perfeccionan figuras con movimiento.

En 1956 se inauguró la nueva ruta del desfile, co

n el recién estrenado pavimento de las avenidas costeras de Olas Altas y Paseo Claussen, mientras que la iluminación en los carros se adicionó en 1992, cuando se celebró el primer desfile nocturno.


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